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Frontera de Peligro 2010 - 2014

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Los barrios por status establecen fronteras. No es lo mismo tener un límite natural, un arenal, o una “pobla” circundante,  o incluso  un callejón como límite del sector que se habita.  Registrar esto lo considero una Frontera de peligro (2011-2013).

Citar esa Frontera de peligro, como trabajo autoral fotográfico en la región del Bío Bío (con énfasis en San Pedro de la Paz y Concepción), propicia un análisis no sólo fotográfico desde las regiones, sino que también se cruza con las expectativas de vida de familias que durante 15, 20 ó 30 años se comprometen a habitar esa frontera. De este crecimiento forzado brota un elemento común; el nicho–patio,  que a su vez establece una constante imparable, que sigue así; habitación, patio, pasaje, habitación, patio, pasaje., repetida  simétricamente  hasta no sabemos dónde.

Las  interrelaciones de los asentamientos humanos, de esta secuencia simétrica programada, en escritorio, hace que las poblaciones de habitantes comunales se estratifiquen en un ordenamiento como sigue; a mayor quiebre con esta secuencia simétrica,  mayor libertad de movimientos y cercanías a centros administrativos de la ciudad, mejores vínculos con el entorno y menos tiempo de desplazamientos. Mientras más cercanos a esta secuencia de ordenación, más  lejos de las vías de circulación y desplazamientos,   más lejos de los centros de gestión y servicios urbanos, y también mayor inseguridad. Pareciera que se encajonan las formas de vida, ya que eso hace más fácil la especulación del suelo urbano, lo geometriza, cortándolo en  parcelitas habitables y calculadas para injertar barrios aparecidos sin identidad ni tradición.

El registro de estos límites duros y tipos de espacios en esta  frontera, hace de la fotografía un referente de diversidad  lumínica, en cuanto,  a lo que fue y lo que ha muerto , ya que en la medida que avanza la ciudad cambia la luz de la refracción, que se detalla en elementos paisajísticos, que parecieran ser muy elementales, pero que se abren a la dimensión del recuerdo; pastizales verdes, arboledas autóctonas, paños de hojas secas, pequeños esteros , humedales barrosos. Aquí aparece , sobre este cambio de luz, un nuevo concepto en la frontera;  “la nostalgia”. Estos detalles invisibles confrontan dos tiempos el pasado “lo que fue tal como fue” y lo que proyectamos justo en el corte que marca la fotografía.  Esta imposibilidad de repetirse existencialmente frente a lo que ha sido y lo que vemos, es un encuentro real existencial como habitante de los barrios contingentes. La fotografía autoral participará despertando en estos barrios a cuanto sonámbulo se cruce.

La repetición luminosa en la frontera del peligro,  pareciera una condición, ya que por cada momento registrado, viene otro y otro parecido. Pareciera que esta  hilera y secuencia de protocolos sociales de reducción del paisaje “vivible” quizás  habitable,  por el sujeto/vecino, no se cruza por  matices luminosos.  La contingencia luminosa de estos registros fronterizos, singulariza la aventura de captar estos momentos.., a la espera que se enciendan las luces en estos barrios, se duerman profundamente, caiga la noche y nuevamente, aparecerá una ciudad que rasguña y come por sorpresa, en diversas direcciones, creando un  manto de dudas sobre el paisaje y su habitabilidad.

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